miércoles, 21 de marzo de 2018

Eros, el dios del amor

Eros tiene la misión de cohesionar el mundo y de unir a las especies, entre ellas a los humanos. Es un dios principal que nace al mismo tiempo que la Tierra y el cielo, hasta que los romanos lo convierten en un ser inferior, encarnado en el conocido Cupido.

Eros es el responsable de que Gea (la Tierra) y Urano (el cielo) se unan y de esa unión nazcan Tetis, Cronos, Océano y Ceo, los titanes.

La influencia que este dios ejerce sobre los seres no siempre es positiva, ya que en ocasiones anula la voluntad y hace cometer desatinos a quienes están bajo su dominio.


Medallón con la imagen de Eros
Medallón con la imagen de Eros, Museo del Louvre


Según algunas versiones, mientras Afrodita representa el amor y el deseo entre los hombres y las mujeres, es decir, el amor heterosexual; Eros representaría el amor y el deseo entre los hombres, es decir, el amor homosexual.

A partir del siglo IV a.C. a Eros se le representa como un niño simpático y gordito, pero no muy sociable. Le gusta estar alejado de las multitudes, observando siempre como actúan los demás.

Eros y Psique


Pero Eros no es tan superficial ni tan voluble como aparenta, porque en realidad está perdidamente enamorado de Psique, el alma.

Psique es muy hermosa, tanto que su belleza asusta a todos los jóvenes que se le acercan. Ante la imposibilidad de encontrar un pretendiente que no le tuviese miedo, consulta a un oráculo, que asegura que si se queda sola en medio de la montaña ataviada con sus mejores galas, aparecerá un ser monstruoso que accederá a casarse con ella.


Psique

Psique obedece al oráculo y se dispone a esperar a su futuro marido cerca de un hermoso palacio de oro y mármol, pero nadie aparece. Con el paso de las horas y el cansancio, se queda dormida y al despertar de repente siente una presencia cerca de ella, pero no la percibe como un monstruo, sino como un joven atractivo y amable. Es Eros, que le prohíbe rotundamente mirarle, ya que si lo hace tendrá que desaparecer para siempre.

Psique sigue su consejo y es feliz con él durante mucho tiempo, pero un día siente tanta curiosidad por ver a su enamorado, que oculta una lámpara en la noche y cuando él no se percata, lo alumbra con ella, descubriendo que es un hombre guapo y apuesto, que para su desgracia desaparece al instante.

Psique se encuentra sola de repente y entra en una espiral de tristeza que no la abandona. Por su parte, Eros intenta olvidarla, pero es inútil porque es incapaz de sacarla de su mente y de su corazón. Una noche, cansado de luchar contra lo irremediable, va a buscarla y la lleva al Olimpo, donde le ruega a Zeus  que los una para siempre en matrimonio. 


Beatriz Moragues - Derechos Reservados


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