jueves, 2 de junio de 2016

Qué desencadena la Guerra de Troya

El rapto de Helena de Esparta, esposa de Menelao, por parte del príncipe Paris, es el detonante del conflicto conocido como La Guerra de Troya. El poeta griego Homero lo relata en La Ilíada.

Tetis es una ninfa marina de gran hermosura. Zeus se siente atraído por ella, pero sabe que no puede dar rienda suelta a sus deseos, ya que una profecía asegura que el hijo que naciese de esa pasión tendría por destino arrebatarle el poder a su progenitor. Por lo que Zeus decide que lo más adecuado es buscarle a Tetis un compañero. El afortunado es un héroe humano llamado Peleo.

Pero la ninfa marina no acepta bien esa decisión, su deseo es desposarse con un dios, no con un vulgar mortal. Para apaciguarla y convencerla, Zeus le jura que a su ceremonia asistirán todos los dioses del Olimpo y Tetis acepta complacida.

La Ilíada

El día del enlace todo sale a la perfección, los dioses y diosas disfrutan del banquete y de la fiesta. Sin embargo, hay alguien que no ha sido invitada, aunque está en la boda, y promete vengar el desaire. Es Eris, la diosa de la discordia.

Empeñada en sembrar disputas, se sienta entre otras diosas y deja en la mesa una manzana para que la coja la más bella. Inmediatamente varias divinidades piensan que debe ser suya: Atenea, la diosa de la sabiduría; Hera, la compañera de Zeus; y Afrodita, la diosa del amor. Las tres desean la manzana, convencidas de que les pertenece. Zeus debe elegir para quien será, pero el dios se niega en redondo a hacer tal elección, no quiere ser depositario de la ira de las perdedoras, sobre todo si una de ellas es Hera. Así que decide que el juez imparcial será Paris, un pastor que tiene fama de justo.

Zeus manda a Hermes, su mensajero, a por el pastor para que lo traiga al Olimpo. Cuando llega, las tres diosas intentan llevarle a su terreno con los mejores regalos. Atenea le promete la sabiduría, Hera le asegura el dominio sobre los humanos y Afrodita le ofrece la mujer más bella que pueda existir. Paris no lo duda, y le entrega de inmediato la manzana a Afrodita. La diosa le comunica que la mujer más hermosa es la reina de Esparta, Helena. Sin embargo, existe un inconveniente, Helena es la compañera del rey Menelao.


Paris, el príncipe troyano


Paris no es un simple pastor, es el hijo del rey de Troya, Príamo, que lo abandonó al nacer para que muriese en las montañas. Una profecía había advertido al monarca troyano que su hijo sería su desgracia, por lo que decidió abandonarlo y olvidarlo. Pero Paris no murió. Una loba lo encontró, lo cuidó y lo alimentó en un primer momento. Más tarde, un pastor se apiadó de él y lo llevó a su casa, pasando a ser parte de su familia. Sin embargo, él sí sabía quién era ese niño.

Paris

El hijo del pastor crece y un buen día decide participar en los juegos de la ciudad. El resultado es que gana de la primera a la última de las competiciones. Los ciudadanos quedan tan impresionados, que quieren saber quién es ese joven valeroso. El pastor no tiene más remedio que confesar la verdad. El rey Príamo está tan sorprendido de ver a su hijo vivo después de tanto tiempo, que opta por desterrar sus temores y acogerlo a su lado.


Buscando a Helena, reina de Esparta


Paris parte hacia Esparta, acompañado de sus soldados, en busca de Helena. Menelao le recibe con todos los honores y le abre las puertas de su casa. Pero el príncipe troyano solo tiene en la mente seducir a Helena para llevársela con él y sabe que cuenta con la ayuda de Afrodita, que minará la voluntad de la mujer, convenciéndola para que huya con Paris.

El rey Menelao lo descubre todo al regresar de un viaje y busca la complicidad de su hermano Agamenón, monarca de Micenas y el hombre más poderoso de toda Grecia. Agamenón manda a algunos de sus hombres para exigirle al rey de Troya que deje libre a Helena, pero el intento resulta infructuoso. El conflicto es inevitable.

El rapto de Helena
El rapto de Helena

Entonces se llama a distintos guerreros para que se unan a la lucha, entre ellos a Ulises, al valeroso Diomedes, al experimentado Néstor, al temible Áyax, a Calcante, famoso por ser capaz de adivinar el futuro, y al eficaz Aquiles.

Pero antes de que partiesen hacia su destino, un extraño suceso altera a todos los presentes. Cuando el rey Agamenón está a punto de ofrecer un sacrificio al dios Zeus para obtener su ayuda, aparece de pronto una serpiente y mata a nueve gorriones que están en un árbol cercano, para a continuación convertirse en piedra. Calcante afirma que es un mensaje del dios Zeus, que les comunica que la guerra durará nueve años, pero que acabarán venciendo.



Navegando rumbo a Troya


Cuando la flota de Paris está a punto de zarpar, el viento se calma totalmente y es imposible desplazarse por mar. Esperan y esperan, pero las semanas pasan y Calcante es consultado porque nadie sabe qué hacer. El adivino asegura que la diosa Artemisa está molesta con el rey Agamenón y solo se calmará si le ofrece en sacrificio a una de sus hijas. El monarca por supuesto se niega, pero pasan los días y no encuentran otra solución, así que acaba cediendo. De inmediato el viento despierta y la tropa griega puede por fin emprender viaje por mar. No se sabe cuál fue el destino de la hija del rey, algunos aseguran que pereció, otros que Artemisa le perdonó la vida.

Barcos

Cuando llegan a su destino, intentan por última vez conseguir la libertad de Helena por medios pacíficos, pero los troyanos se niegan. Menelao, Palamedes y Ulises vuelven contrariados y convencidos de que la guerra debe comenzar.

Beatriz Moragues - Derechos Reservados


No hay comentarios:

Publicar un comentario