miércoles, 1 de junio de 2016

La serpiente en la mitología

La serpiente es un animal ambivalente, que en distintas culturas ha representado tanto lo negativo como lo positivo. En Occidente se la relaciona con el mal, mientras que en Oriente es sinónimo de sabiduría y renacimiento. Con su sinuosa figura, este reptil acompaña al mortal en su paso al inframundo y se encuentra ligado a diosas relacionadas con la agricultura y la naturaleza, como Ceres, diosa de la vegetación, o Gea, divinidad de la Tierra.

Esculapio, el don de curar


Asclepio, Esculapio para los romanos, es el creador  de la medicina y posee la asombrosa facultad de sanar y resucitar a los muertos.

Es hijo de Corónide y de Apolo, a quien engaña con un mortal, lo que la lleva a la muerte estando embarazada. Sin embargo, Apolo le arrebata en el último momento a su hijo, que todavía vive, y se lo entrega al centauro Quirón para que lo forme y lo eduque.

Caduceo

Esculapio aprende junto a Quirón a realizar filtros, hechizos, drogas y operaciones quirúrgicas. La diosa Atenea le dona un extraordinario brebaje extraído de un monstruo, que puede ser a la vez el más peligroso de los venenos o una pócima capaz de resucitar a los muertos, dependiendo de si se ha obtenido del lado derecho o izquierdo de la criatura.

A partir de ese momento Esculapio se dedica a ayudar a los humanos, sanándolos y volviéndolos a la vida si es necesario. Pero estas hazañas llegan a oídos del dios Zeus, que se enfurece y no puede permitir que los humanos sean inmortales como dioses, por lo que acaba con la vida de Esculapio. Sin embargo, el sanador no se dirige al inframundo, sino que se convierte en el dios protector  de la Tierra, y desde ese instante se refleja en el cielo como la constelación de la Serpiente. Su emblema es una serpiente enroscada en un bastón.


Apofis, la serpiente en el Antiguo Egipto


Las serpientes representan un papel diverso en la mitología egipcia, donde ejemplifican tanto lo negativo como lo positivo.

Las diosas femeninas de la Ogdóaba, representantes del caos que existía antes de la creación del mundo, se encarnaban en forma de serpiente. Asimismo, en la parte positiva también estaba la diosa cobra Renenutet, que simbolizaba la buena suerte y se le rezaba para pedir un parto sin complicaciones o buenas cosechas.


Serpiente

Pero la gran serpiente es el dios Apofis, quien es capaz de arrastrar al mundo hacia la oscuridad, por su afán de destruir al Sol para que no se transforme en serpiente cuando la Tierra se destruya.

Apofis encarna el mal y el caos. Es el enemigo de Ra, el dios Sol, y así se le reproduce en numerosos papiros funerarios y tumbas. Todos los atardeceres espera al Sol con la esperanza de aniquilarlo e impedirle surgir al siguiente día por el horizonte, obligándole a una lucha diaria en la que la serpiente siempre sale derrotada, pero como es inmortal, renace una y otra vez.

Que el dios Sol venza cada día a la serpiente es fundamental para que en la Tierra siga reinando la vida, del mismo modo que el renacimiento una y otra vez de Apofis es necesario para que las fuerzas del bien y del mal sigan en un equilibrio perfecto.


Serpientes antiguas


En tiempos pasados este reptil estaba relacionado con el poder de los reyes, y en distintas tradiciones se le respetaba por su facultad de rejuvenecer al cambiar de piel.

La tribu Fon, del antiguo Reino de Dahomey, en la república de Benín, tenía como diosa a Mawu (diosa de la maternidad, la felicidad y la noche), que junto a su pareja y a la serpiente, habían creado el mundo.


Serpiente

La serpiente llevaba a la diosa a recorrer la Tierra sobre su hocico, y así se dio cuenta Mawu que el mundo era muy pesado y que podía sumergirse en las aguas en cualquier momento, por lo que decidió que el reptil se posase sobre el mar creando con su cuerpo un impecable círculo al morderse la cola, y acomodó la Tierra sobre ella.

Existen leyendas que aseguran que la serpiente creó las cascadas y ríos del mundo, mientras que otras tradiciones afirman que fue la diosa Mawu quien generó las aguas para que la serpiente pudiese nadar en ellas en los momentos de descanso.


Beatriz Moragues - Derechos Reservados


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